“La historia de nuestra espiritualidad está hecha de pasión y compasión: pasión por Dios y compasión por los demás”. (AdR 1)

Vive en tu corazón lo que él soñó

Marcelino Champagnat nació un 20 de mayo de 1789 en un pueblito llamado Rosey en Marlhes, Francia. Sus padres, Juan Bautista y María Teresa tuvieron 10 hijos, siendo Marcelino el noveno. Su infancia y educación estuvo marcada por la Revolución Francesa. Una mala experiencia en la escuela provocó que no volviera más y se dedicase al negocio de los corderos para ayudar en casa. Mientras dividía su día entre el cuidado de los animales, las oraciones con su mamá y su tía Luisa, y las charlas con su padre, el Señor iba disponiendo su corazón para una mayor entrega. Una tarde, al regreso del campo, un sacerdote visita su casa y le hace una pregunta que cambiará su vida:

¿No quisieras ser sacerdote?
Tras unos momentos de silencio, Marcelino respondió: - Seré sacerdote pues Dios lo quiere.
Esa sencilla respuesta bastó para dar inicio a nuestra historia.

Comenzó la aventura…
Tras varios años de estudios en el seminario, los cuales no le fueron nada fácil debido a su poca instrucción, Marcelino se ordena sacerdote el 22 de julio de 1816. Durante su estadía en el seminario, una idea rondaba el corazón de varios jóvenes, fundar la sociedad de María. Por esta razón, al día siguiente de la ordenación, varios de ellos, se dirigieron al santuario de Nuestra Señora de Fourviere y en una celebración sencilla se consagran a María y prometen solemnemente trabajar para esta fundación.

Tres meses después, mientras estaba en su labor como sacerdote en La Valla, tocan a su puerta para que asistiese a un joven moribundo. El joven era Juan Bautista Montagne, un nombre que quedará grabado en el corazón de Champagnat, pues Montagne no había ido a la escuela y tampoco sabía nada de Dios.

“Este episodio fue para Marcelino una llamada de Dios. Su compasión le movió inmediatamente a poner en práctica su intuición fundacional: ¡Necesitamos hermanos! A los cuatro meses de su ordenación sacerdotal, esta experiencia evidenciaba las necesidades que acuciaban a los jóvenes y confirmaba la idea de darles respuesta a través de un grupo de abnegados evangelizadores. Ellos llevarían la buena noticia de Jesús a quienes estaban en los márgenes de la Iglesia y la sociedad”. (AdR 9)

Y luego de esa experiencia, Marcelino no podía quedarse quieto y el 2 de enero de 1817, como parte de la Sociedad de María, funda a los Hermanitos de María. Una familia religiosa dedicada a la evangelización, y que encontraron en la educación el mejor medio para llevarla a cabo. Marcelino procuró que todos los Maristas tuvieran unos rasgos especiales como la sencillez, confianza en Dios, amor a Jesús y su evangelio, el estilo de María y el espíritu de familia.

…Hasta que llegó a Perú
Este sueño que inició en Francia con el pasar de los años se fue extendiendo a todo el mundo, llegando a Perú en 1909. Los pioneros de esta aventura en el país fueron los Hermanos: Plácido, Arthur, Gedeón, Modesto y Marie Charles. Ellos abrieron la primera escuela Marista en la ciudad portuaria del Callao y la denominaron “English Comercial School”, posteriormente, cambiaría de nombre a “San José”. Años más tarde, la obra de María se abriría paso en otros departamentos como Piura, Cajamarca, otros distritos y provincias de Lima, y Puerto Maldonado. Hoy la familia Marista de Champagnat está conformada por 14 obras, en donde se continúa educando buenos cristianos y virtuosos ciudadanos.